Vuelvo a ponerme en contacto con vosotros, augurándoos un tiempo de gracia en la luz de la Resurrección del Señor Jesús, que con su Misterio Pascual ha llenado la historia de alegría y de esperanza. Y nosotros somos sus testigos. Ésta es nuestra vocación y misión: caminar «con los jóvenes para conducirles a la presencia del Señor Resucitado para que, descubriendo en Él y en su Evangelio el sentido supremo de la propia existencia, crezcan como hombres nuevos» (Const. 34).