Esta carta, escrita en Roma el 19 de marzo de 1994, se centra en la importancia de la vida y la disciplina religiosa en el contexto moderno. El autor, tras su regreso de Etiopía, resalta la esperanza y el entusiasmo encontrados en los novicios y jóvenes salesianos. Se mencionan eventos significativos como el Sínodo Especial de Obispos Africanos y la beatificación de Sor Magdalena Catalina Morano, que ofrecen estímulos para el crecimiento espiritual y carismático.