En un territorio donde no existía la enseñanza media (liceos) salvo dos Montevideo en manos del Estado, la existencia del Colegio Pío, con la posibilidad del internado, llevó a que muchas familias pudientes del Uruguay enviaran allí a sus hijos para estudiar. La condición puesta por los donantes del Colegio a quienes se hicieran cargo del mismo era que se impartiera allí enseñanza superior.